El Laberinto me susurró:
Suelta esa pena ancestral alojada en tu cuerpo
Deja ir ese pacto de lealtad con el dolor.
Libera la carga de eones de vidas con que tu alma viene caminando.
Ella y tú merecen ser libres y fluidas para vivir el cambio.
Conecta con el misterio de mi centro, mi centro del centro. Allí donde habita la sagrada y divina presencia de la Fuente.
La Fuente expandiéndose a sí misma, y a la vez contrayendo, recibiendo y transmutando.

La Fuente te necesita alegre, dispuesta, colorida, sin pretensiones. Simple pero poderosa.
Pulsando autonomía, empatía y compasión a la diversidad.

Gracias una vez más al Laberinto por hablarme al corazón!

Jacky Peters L.